Autora: Ana Bergua
Ilustraciones: Carme Sala
Editorial: Proteus
Año:2010
ISBN: 978-84-15047-32-2
Este cuento precioso acerca a los niños una dura realidad difícil a veces de entender: que nos hacemos mayores, que cuando uno se hace mayor pierde facultades, que al perderlas necesita ayuda...y que la familia ha de estar ahí para ser ojos, brazos, y voz de ellos en muchas ocasiones.
Este tema me toca especialmente ya que en mi vida, mis abuelos fueron la piedra angular junto con mis padres. Me enseñaron a leer, a cocinar, a encontrar estrellas, a amar la naturaleza, las cositas pequeñas que hacen la vida bonita o la inmensidad del mar y del horizonte que nos rodea, a querer ser mejor y siempre buena persona. Cuentan cuentos, curan heridas y secan lágrimas. Son pozos de amor sin fondo y cuando faltan nada llena su hueco.
En esta sociedad en la que cada vez se precia más el ser joven y guapo, vestir a la moda y tener la mejor TV, creo que hacen falta más libros como este, y por supuesto más horas con los abuelos. Porque yo de mayor no quiero menos arrugas ni un coche deportivo...yo quiero ser como fueron mis abuelos y tener nietos como los que nosotros fuimos.
Utilizo palabras de la autora para resumir el libro: "...Las personas mayores no pueden volverse jóvenes, Maite -dijo mamá. No hay tiritas para este mal, solo podemos quererla mucho..."
Sobre las ilustraciones de Carme Sala: que con una línea simple atrapa la ternura que hay entre abuela y nietas, complicidad y cariño rebosan en sus dibujos.
Un libro fantástico para todo aquel que sabe qué son los abuelos.
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